viernes, 8 de diciembre de 2017

La cita literaria de la semana: Winston Churchill.

La cita literaria de este viernes la tomamos de uno de los personajes más relevantes del pasado siglo XX, de Winston Churchill que, aunque es más conocido como político y estadista, también fue un prolífico escritor. La cita es la siguiente:

<<Nada hace a un hombre más respetuoso que una biblioteca>>.

Winston Churchill nació el 30 de noviembre de 1874 en el seno de una familia aristocrática, la de los Marlborough. Recibió una exquisita educación, aunque no resultó ser un alumno muy aplicado a causa de su espíritu rebelde. Tres eran las materias en las que destacaba especialmente: las matemáticas, la historia y la esgrima.
Son los años de la Segunda Guerra Mundial,
ametralladora en mano e inseparable de su habano.
En 1894 se graduó en la Academia Militar de Sandhurst y fue destinado a La India, donde dedicó una gran cantidad de tiempo a leer libros. En 1895 viajó a Cuba, como observador en la guerra que mantenían las tropas españolas contra los insurrectos cubanos y comenzó a escribir artículos que luego eran publicados en el periódico The Daily Graphic.
Publicó su primer libro en 1897, titulado "The Story of the Malakand Field Force", donde narra su participación en la campaña contra la rebelión de los pastunes, en la frontera noroeste de la India. En poco tiempo lo podemos encontrar en un nuevo conflicto bélico, en este caso en la segunda Guerra Anglo-Boer (conflicto entre el Imperio Británico y los colonos de origen holandés en Sudáfrica). Fruto de su experiencia ven la luz dos nuevos libros: "London to Ladysimith vía Pretoria" y "Ian Hamilton´s March", ambos en 1900.
Fotografiado durante los años de formación militar.
Ese mismo año de 1900, contempla los inicios de la carrera política de Winston Churchill, una larga carrera llena de grandes éxitos pero también de contradicciones y de algún sonado fracaso, como el del desastroso desembarco de tropas en Gallipolli en 1915, un plan ideado por Churchill que costó a los británicos unas 250.000 bajas.
Durante los años de la Segunda Guerra Mundial se fragua la concepción del Churchill que más conocemos, la del líder incansable. El 11 de mayo de 1940 el rey le propuso la formación de un gobierno en sustitución del de Chamberlain, y dos días más tarde pronunció en la Cámara de los Comunes uno de sus discursos más famosos, aquél en el que dice: <<No tengo más que ofrecer que sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas>>.
Churchill falleció en Londres el 24 de enero de 1965.

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