Una noche de Pascua de hace veintisiete años, mi padre soñó que yo iba a venir al mundo mientras dormía en un cráter de la zona volcánica de la Garrotxa (Girona), y sin que mi madre aún lo supiera. Nueve meses más tarde llegué.
Desde bien pequeña me enseñaron a observar el mundo con ojos curiosos y a fascinarme por la grandeza de las cosas pequeñas de nuestro día a día. Para mí, la realidad entera es una obra de arte… tan solo hay que parar y observarla un instante para poder apreciarla. Creo que, como dijo Cortázar, "entre las muchas formas de combatir la nada, una de las mejores es hacer fotografías". (Cada cual elegimos las formas de combate ya sean desde el ámbito de la escritura, pintura, música…) Por eso, para mí la fotografía es una forma más de intentar inmortalizar la realidad ordinaria y convertirla en extraordinaria a través de la subjetividad con la que cada ser observa e interpreta ese instante fotografiado.