Este miércoles recordamos a Gabriel García Márquez (Aracataca, Colombia, 1927 - Ciudad de México, 2014) y para ello hemos destacado los siguientes fragmentos de algunos de sus libros.
"No se si fue mi sangre, pero un momento después había una revolución de tiburones alrededor de la balsa. Nunca había visto tantos. Nunca los había visto dar muestras de semejante voracidad. Saltaban como delfines, persiguiendo, devorando peces junto a la borda. Atemorizado, me senté en el interior de la balsa y me puse a contemplar la masacre.
La cosa ocurrió tal violentamente que no me di cuenta en qué momento el tiburón saltó fuera del agua, dio un fuerte coletazo, y la balsa, tambaleando, se hundió en la espuma brillante. En medio del resplandor del maretazo que estalló contra la borda alcancé a ver un relámpago metálico. Instintivamente, agarré un remo y me puse a descargar el golpe de muerte: estaba seguro de que el tiburón se había metido en la balsa".
Fragmento de Relato de un Naúfrago.
"- ¿Usted sueña con frecuencia?
- A veces -respondió el coronel, avergonzado de haber dormido-. Casi siempre sueño que me enredo en telarañas.
- Yo tengo pesadillas todas las noches -dijo la mujer-. Ahora se me ha dado por saber quién es esa gente desconocida que uno se encuentra en los sueños.
Conectó el ventilador eléctrico. <<La semana pasada se me apareció una mujer en la cabecera de la cama>>, dijo. <<Tuve el valor de preguntarle quién era y ella me contestó: Soy la mujer que murió hace doce años en este cuarto.>>
- La casa fue construida hace apenas dos años -dijo el coronel.
- Así es -dijo la mujer-. Eso quiere decir que hasta los muertos se equivocan".
Fragmento de El coronel no tiene quien le escriba.
"El doctor Révérend tenía treinta y cuatro años, y era seguro de sí, culto de buen vestir. Había llegado seis años antes, desencantado por la restauración de los Borbones en el trono de Francia, y hablaba y escribía un castellano correcto y fluido, pero el general aprovechó la primera ocasión para darle una prueba de su buen francés. El doctor lo agarró al vuelo.
- Su excelencia tiene acento de París -le dijo.
- De la rue Vivienne -dijo él, animándose. -¿Cómo lo sabe?
- Me precio de adivinar hasta la esquina de París donde se ha criado una persona, sólo por su acento, -dijo el médico-. Aunque nací y viví hasta muy grande en un pueblecito de Normandía.
- Buenos quesos pero mal vino -dijo el general.
- Quizás sea el secreto de nuestra buena salud, -dijo el médico.
Fragmento de El general en su laberinto.
Esperamos que te hayan gustado los fragmentos que hemos seleccionado de este genial escritor.
¡Hasta la próxima semana!
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