miércoles, 10 de febrero de 2016

Recordando a Plauto

Este miércoles vamos a retroceder mucho en el tiempo para recordar la figura de Tito Maccio Plauto, uno de los principales exponentes latinos de comedia. La fecha de su nacimiento no es segura, pero las fuentes tienden a considerar el año 254 a.C. como fecha probable, en la región de Umbría. Su muerte ocurrió en Roma en 184 a.C.
Tito Maccio Plauto
Sobre su vida previa a dedicarse plenamente a escribir comedias sólo hay especulaciones; se cree que trabajó en Roma en alguna compañía de teatro, que posteriormente participó en una operación comercial que tuvo un nefasto resultado y lo arruinó, incluso que pudiera haber participado activamente en algún momento durante la Segunda Guerra Púnica (218 - 201 a.C.).
Sus obras comenzaron a representarse en Roma a partir del 210 a. C., contando inmediatamente con un gran éxito entre el público, en un momento en que lo peor de la guerra parecía haber pasado ya para la República.
Se atribuyeron a Plauto más de doscientas obras, pero desde el siglo I a. C., el crítico Varrón consideró que veintiuna obras eran auténticas de Plauto, que son las que nos han llegado completas hasta nuestros días. De entre ellas destacamos: "Pséudolo o El trápala", "Los gemelos", "El soldado fanfarrón", "Anfitrión", "Los cautivos", "Aulularia".
Plauto se dedicó exclusivamente a la comedia, tomando como modelo la nueva comedia griega, adaptándola al gusto romano. Partiendo de situaciones convencionales, el comediógrafo latino supo combinar con maestría la acción y el diálogo, pasando con vivo ritmo de la intriga al relato de lo cotidiano.

Te dejamos con algunos fragmentos de sus obras:

ESTRÓBILO. Después de hacer la compra mi amo, y alquilar a los cocineros y flautistas, éstos en el 
   foro, me ordenó que dividiera a partes iguales la compra aquí. 
ÁNTRAX. Por Hércules que a mí no me rompes en dos, te lo aseguro. Si me mandas ir entero a algún   sitio, te obedeceré.
CONGRIÓN. ¡Bello y pudoroso prostíbulo del pueblo! Seguro que luego, si alguien lo pretende, tu 
   no te niegas a que te partan.
ESTRÓBILO. Pero yo lo digo con otro sentido, Ántrax, no en el que tu lo tomas. Es que mi amo se 
   casa hoy.
ÁNTRAX. ¿Con quién se casa?
ESTRÓBILO. Con la hija de este vecino de aquí, Euclión. Y me ordenó que repartiera con él la mitad
   de la compra, un cocinero, e igualmente un flautista.
ÁNTRAX. ¿A ése reparto te refieres? ¿Una mitad para cada casa?
ESTRÓBILO. Efectivamente, tal como dices.
ÁNTRAX. ¿Y qué? ¿No puede el viejo gastar de lo suyo para la boda de su hija?
ESTRÓBILO. Anda ya.
ÁNTRAX. ¿Qué pasa, pues?
ESTRÓBILO. ¿Que qué pasa me preguntas? La piedra pómez no es tan dura como lo es este viejo.
ÁNTRAX. ¿Seguro que sí?
CONGRIÓN. Es tal como dices.
ESTRÓBILO. Deduce tu mismo. Piensa que su hacienda se ha consumido y ha sido arrancada de 
   raíz, por lo que pide de continuo a gritos la protección de dioses y hombres si escapa el humo de 
   su tejado por alguna grieta. Y, cuando se acuesta a dormir, se coloca un saco de cuero en la boca.
ÁNTRAX. ¿Por qué?
ESTRÓBILO. Para no perder nada de respiración mientras duerme.

Algunas obras del escritor latino
Fragmento de "Aulularia"

PIRGOPOLINISES. ¿Qué es esto? ¿De dónde viene?
PALESTRIÓN. De una mujer deslumbrante y encantadora, que te ama y suspira por tu hermosa 
   belleza. Su criada me dio este anillo para que yo te lo trajera ahora a tí.
PIRGOPOLINISES. ¿Cómo es ella? ¿Es libre o esclava liberada por la vara del pretor?
PALESTRIÓN. ¡Bah! ¿Me atrevería yo a ser mediador entre una liberta y tú, que no puedes 
   atender bien a las libres que te pretenden?
PIRGOPOLINISES. ¿Está casada o no casada?
PALESTRIÓN. Casada y no casada.
PIRGOPOLINISES. ¿Cómo puede estar casada y no casada a la vez?
PALESTRIÓN. Porque es joven y está casada con un anciano.
PIRGOPOLINISES. ¡Bravo!
PALESTRIÓN. Tiene un físico hermoso y distinguido.
PIRGOPOLINISES. No me vayas a mentir.
PALESTRIÓN. Es la única digna de tu hermosura.
PIRGOPOLINISES. Te estás refiriendo, por Hércules, a una mujer hermosa. Pero, ¿quién es ésa?
PALESTRIÓN. La esposa de este anciano Periplectómeno, de la casa vecina. Ésa se muere por tí
   y quiere separarse de aquél: odia al anciano. Ahora me ha encargado que te ruegue suplique que le 
   des la oportunidad y posibilidad de hacerlo.
PIRGOPOLINISES. Lo deseo, por Hércules, si ella quiere.
PALESTRIÓN. Ella lo está deseando.
PIRGOPOLINISES. ¿Qué vamos a hacer con la amante que está en casa?

Fragmento de "El soldado fanfarrón"

LORARIO. Si los dioses inmortales quisieron que vosotros afrontarais tamaña desdicha, ha de 
   soportarse con ecuanimidad. Si así lo hacéis, el esfuerzo será más llevadero. En la patria fuisteis
   libres, creo; si ahora cayó la esclavitud sobre vosotros, es buena idea acomodarse a ella y a las 
   órdenes del amo y hacerla más llevadera con vuestro talante. Lo que el amo hace, si indigno, hay
   que darlo por digno.
TÍNDARO y FILÓCRATES. Ay, ay, ay.
LORARIO. No es bueno caer en lamentaciones. Ante vuestros ojos suceden múltiples desdichas.
   En circunstancias adversas compensa tener buen ánimo.
TÍNDARO. Pero nos avergüenza andar con grilletes.
LORARIO. Pero le pesará luego a vuestro amo si os suelta los grilletes y deja sueltos a los que 
   compró con buena plata.
TÍNDARO. ¿Qué teme de nosotros? Sabemos cuál es nuestra obligación si nos deja sueltos.
LORARIO. Pero si tramáis la huida. Percibo que andáis haciendo.
TÍNDARO. ¿Huir nosotros? ¿Adónde huiríamos?
LORARIO. A la patria.
TÍNDARO. Anda ya. No es lo nuestro imitar a los fugitivos.

Fragmento de "Los cautivos"

SIMÓN. ¿Qué pasa?
BALIÓN. Pues que ya...
SIMÓN. Ya... ¿qué?
BALIÓN. ...No tienes nada que temer.
SIMÓN. ¿Qué pasa? ¿Ha venido el tío a tu casa?
BALIÓN. No.
SIMÓN. Entonces, ¿qué hay de bueno?
BALIÓN. Están sanas y salvas tus veinte minas, ésas que hoy se apostó Pséudolo contigo.
SIMÓN. Ya quisiera yo, por Hércules.
BALIÓN. Reclámame veinte minas si él hoy se apodera de la muchacha, o si se la da, como 
   prometió, a tu hijo. Reclámamelas, te lo pido, por Hércules; estoy ansioso por prometértelas, 
   para que te enteres de que de todos modos está a salvo tu dinero; y además, te doy a la muchacha
   como regalo.
SIMÓN. No hay peligro alguno, por lo que veo, en apostármelas, según has hilvanado tus palabras.
   ¿Me vas a dar veinte minas?
BALIÓN. Se te darán.
SIMÓN. Al menos este trato no me ha salido mal.

Fragmento de "Pséudolo o El Trápala"

Esperamos que te hayan gustado los fragmentos que hemos seleccionado.
¡Hasta el próximo miércoles!

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