Esta semana te queremos hablar de un escritor en el deseábamos sumergirnos hace tiempo, imprescindible en cualquier biblioteca, y que tuvo una vida muy intensa, que posiblemente le pasó factura y contribuyó a su increíble alejamiento de la sociedad, hablamos de J. D. Salinger, a quien seguramente conocerán por ser al autor de "El guardián entre el centeno".
Ilustración de Salinger para Time en 1961. |
Jerome David Salinger nació en Nueva York el 1 de enero de 1919 en el seno de una familia de ascendencia judía, originaria de Lituania, por parte de su padre Salomon. Por otro lado, la madre de Salinger, Marie Jillich, había nacido en Iowa, aunque su familia era de origen alemán.
Cuando nació Jerome David, la familia Salinger se encontraba en una cómoda posición económica. Su situación no se vio afectada por el gran Crack del 29, prueba de ello fue la adquisición de un lujoso apartamento en Manhattan.
El joven Salinger resultó ser un mal estudiante, por lo que sus padres pensaron que le iría bien un poco de disciplina y decidieron internarlo en 1934 en la Academia Militar Valley Forge. Tras graduarse, se matriculó en Arte en la Universidad de Nueva York, pero los resultados tampoco fueron brillantes, así que Salomon le propuso a su hijo emprender un viaje por Europa, a fin de aprender idiomas e iniciarse en el negocio de la importación, que era lo que sustentaba a la familia Salinger.
El viaje resultó una experiencia muy provechosa para Salinger, durante cerca de un año vivió en Austria y Polonia, en unos momentos de extrema tensión en Europa, previa al estallido de la Segunda Guerra Mundial.
A su regreso de Europa se matriculó en un curso de escritura en la Universidad de Columbia, la experiencia europea le había motivado.
En 1940 logra que algunas revistas se interesasen por sus relatos y varios fueron publicados, pero no logró cosechar un gran éxito.
En abril de 1942 Salinger se alista en el Ejército y pronto será destinado al servicio de inteligencia militar por sus conocimientos de alemán y francés, además de por haber vivido en Europa. Servirá toda la guerra en el 12.º Regimiento de la 4.ª División de Infantería, participando activamente el 6 de junio de 1944 en las operaciones del Día D y posteriormente en la toma de Cherburgo, la liberación de París y en la Batalla de las Ardenas, en la que fue la última acción ofensiva del ejército alemán. Además de en estas acciones, participó en la liberación del campo de concentración de Dachau.
Cuando cesaron las hostilidades en Europa, Salinger no fue desmilitarizado, sino que fue destinado a a localidad de Weissenburg, cerca de Nuremberg, para ejercer como asistente en un cuerpo creado para la desnazificación de la sociedad alemana. Pasó muy poco tiempo en este destino, pues pronto fue ingresado por petición propia en un hospital de Nuremberg, para ser tratado de lo que hoy conocemos como estrés postraumático, los difíciles años de la guerra habían causado mella en él, como en tantos otros. Mediado el año 1946 Salinger regresó a Estados Unidos.
J. D. Salinger en junio de 1944, en las playas de Normandía. |
A partir de 1948 comienza a ser conocido gracias a la publicación de algunos cuentos, principalmente por los publicados en un medio tan prestigioso como el The New Yorker. El 16 de julio de 1951 publica su única novela, "El cazador oculto", más conocida como "El guardián entre el centeno", que gozó de un éxito inmediato. La novela tiene como protagonista a Holden Caufield, un adolescente perteneciente a la clase media acomodada, rebelde y precoz, pero aún inocente y lleno de miedos. Su descubrimiento del sarcástico Nueva York de los adultos, lo conduce hasta la consulta de un psiquiatra. El protagonista nos relatará en primera persona su visión de esa sociedad: su estancia en un hotel de mala muerte o el desafortunado incidente con una prostituta son sólo algunas de sus peripecias.
"El guardián entre el centeno" no está exento de polémica, no fueron pocos los que atacaron al autor por mostrar un mundo decadente, donde el tabaco, el alcohol y la prostitución estaban a la orden del día. Además, se dio la siniestra circunstancia de que el asesino de John Lennon había adquirido un ejemplar el día del asesinato, el 8 de diciembre de 1980 y que, al parecer, cuando fue capturado estaba tranquilamente leyendo el libro. También parece ser que en su declaración a la policía, el asesino pronunció las siguientes palabras:
<<Estoy seguro de que la mayor parte de mí es Holden Caulfield. El resto de mi debe ser el Diablo>>.
"El guardián entre el centeno", en una hermosa edición de Edhasa. |
Parece ser que no dejó de escribir, pero jamás volvió a publicar y se ha especulado mucho sobre si algún día verán la luz textos inéditos del autor.
J. D. Salinger falleció en New Hampshire el 27 de enero de 2010.
Compartimos con ustedes un pequeño fragmento de su obra más universal, "El guardián entre el centeno":
De repente se acercó una chica y me dijo:
-¡Holden Caulfield!
Se llamaba Lillian Simmons y mi hermano D. B. había salido con ella una temporada. Tenía las tetas de aquí a Lima.
-Hola -le dije. Naturalmente traté de ponerme en pié, pero en aquella mesa no había forma de
levantarse. Iba con un oficial de marina que parecía que se había tragado el sable.
-¡Qué maravilloso verte! -dijo Lillian. ¡Qué tía más falsa!-. ¿Cómo está tu hermano? -Eso era
lo que en realidad quería saber.
-Muy bien. Está en Hollywood.
-¿En Hollywood? ¡Qué maravilla! ¿Y qué hace?
-No sé. Escribir -le dije. No tenía ganas de hablarle de eso. Se le notaba que le parecía el no va
más eso de que D. B. estuviera en Hollywood. A todo el mundo se lo parece. Sobro todo a la gente
que no ha leído sus cuentos. A mí en cambio me pone negro.
-¡Qué maravilla! -dijo Lillian. Luego me presentó al oficial de marina. Se llamaba comandante
Blop o algo así, y era uno de esos tíos que consideran una mariconada no partirle a uno hasta el
último dedo cuando se dan la mano. ¡Dios mío, cómo me revientan esas cosas!
-¿Estás solo, cariño? -me preguntó la tal Lillian. Había cortado el paso por ese pasillo, pero se le
notaba que era de las que les gusta bloquear el tráfico. Había un camarero esperando a que se apartara, pero ella no se dio ni cuenta. Se notaba que al camarero le caía gorda, que al oficial de marina le caía gorda, que a mi me caía gorda, a todos. En el fondo daba un poco de lástima.
-¿Estás solo? -volvió a preguntarme. Yo seguía de pie y ni siguiera se molestó en decirme que
me sentara. Era de las que les gusta tenerle a uno de pie horas enteras-. ¿Verdad que es guapísimo?
-le dijo al oficial de marina-. Holden, cada día estás más guapo.
El oficial de marina le dijo que a ver si acababa de una vez, que estaba bloqueando el tráfico.
-Vente con nosotros, Holden -dijo Lillian-. Tráete tu vaso.
-Me iba en este momento -le dije. He quedado con un amigo.
Se le notaba que quería quedar bien conmigo para que luego yo se lo contara a D. B.
-Está bien , desagradecido. Como tú quieras. Cuando veas a tu hermano, dile que le odio.
Al final se fue. El oficial de marina y yo nos dijimos que estábamos encantados de habernos
conocido, que es una cosa que me fastidia muchísimo. Me paso el día entero diciendo que estoy
encantado de haberlas conocido a personas que me importan un comino. Pero supongo que si uno
quiere seguir viviendo, tiene que decir tonterías de ésas.
Esperamos haberles animado a acercarse a la obra de este autor, que supo describir con maestría la confusa etapa de la adolescencia, el choque con el mundo de los adultos.
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