miércoles, 25 de noviembre de 2015

Recordando a Almudena Grandes

Este miércoles vamos a recordar a la escritora Almudena Grandes (Madrid, 7 de mayo de 1960), que este año 2015 ha publicado  la que es su décimo primera novela; "Los besos en el pan", desde que en 1989 se diese a conocer con "Las edades de Lulú", por la que obtuvo el XI Premio La Sonrisa Vertical.
Almudena Grandes
Además de las novelas, tiene publicados dos libros de relatos: "Modelos de mujer" (1996) y "Estaciones de paso" (2005), uno de artículos "Mercado de Barceló" y otro infantil "Adiós Martínez" (2014), además de múltiples colaboraciones.

Te destacamos unos pequeños fragmentos de algunas de sus obras:

Se meten en la cama sin hablar. Ambos están seguros de saber lo que está pensando el otro porque ninguno de los dos puede pensar en otra cosa, pero se miran, sonríen, no despegan los labios en un buen rato.
- Pues...
Marisa no es consciente de haber pronunciado esa palabra en voz alta. Creía que se había limitado a pensarla, pero Roberto se incorpora enseguida sobre un codo, la mira.
- ¿Pues qué?

El 23 de febrero de 1981, ella tiene veinte años y no ha acabado la carrera. Roberto ya ha empezado a trabajar en un periódico, pero está haciendo el doctorado y sigue siendo el responsable de su partido en la facultad. Marisa, que le considera un fatuo, un niñato engreído, ridículo y empachado de autoridad, está convencida de que va a hacer la tesis sólo por seguir ocupando el cargo. En aquella época se llevan tan mal como pueden llevarse dos izquierdistas españoles que militan en sectores opuestos del mismo partido, osea, peor imposible. Eso es precisamente lo que les acaba uniendo aquella tarde.
Fragmento de "Los besos en el pan"
Algunas de sus obras
Aquello terminó de convencerme de que era Pablo, porque le encantaba romperme la ropa, algunas veces había llegado incluso a cabrearme en serio con él porque ciertas cosas no me duraban ni dos horas, blusas y camisetas sobre todo, las elegía cuidadosamente, me tiraba un montón de tiempo en la tienda, dudando, estudiándome delante del espejo, y luego ni siquiera llegaba a salir a la calle con ellas, mi consumo de bragas alcanzaba cotas escandalosas algunos meses -esto es una ruina-, me quejaba yo -no te haces ni idea de la pasta que nos cuesta esta manía tuya-, él se reía -no las lleves-, me contestaba-, por lo menos en casa, no las necesitas para nadas-, y acabé haciéndole caso, como siempre, iba desnuda debajo de la falda porque casi nunca llevaba pantalones, a él no le gustaban, pero no llegué a acostumbrarme del todo y cuando aparecía alguna visita, como aquella noche, me iba al baño corriendo, tenía mudas de ropa interior estratégicamente situadas por toda la casa, aunque casi siempre andaba medio desnuda, eso también se había cumplido, y ahora, cuando cualquiera hubiera optado por reducir el destrozo al mínimo desabrochando el sujetador por detrás, él lo desarboló de un tijeretazo y me despojó de todo en un par de segundos.
Fragmento de "Las edades de Lulú"

- Escúchame bien, Malena, porque ha pasado algo muy grave. Estamos todas en un aprieto muy grande. Magda ha desaparecido, se ha marchado sin avisar, ¿comprendes?, y no hemos podido encontrarla, no sabemos nada de ella.
- Nunca debimos admitirla, Reina, ya sabes que yo siempre me opuse -la madre superiora se dirigía a mi madre, que había sido alumna suya muchos años atrás-. Una mujer hecha y derecha, que llevaba tantos años viviendo en el mundo... De sobra sabía yo que no podía salir bien.
Mamá la miró e hizo un gesto en su dirección para exigir silencio. Yo comenzaba a comprender, desvanecidas ya todas mis ilusiones, que me encontraba frente a algo parecido a un tribunal, y no pude resistir la tentación de defenderme, aunque nadie me había acusado todavía.
- Bueno, ella ya es muy mayor, ¿no? Puede hacer lo que le dé la gana.
- ¡No digas barbaridades, Malena! -ahora era mi madre quien se avergonzaba de mi-. Tu tía es una monja, ha hecho los votos, no puede tomar decisiones por sí misma, vive en comunidad, ella lo eligió y ahora, escúchame. Antes de irse, Magda escribió dos cartas, una para la abuela y otra para mí, dos cartas horribles, llenas de disparates, igual que si se hubiera vuelto loca, no he querido enseñárselas ni a la madre superiora, así que ya te puedes imaginar. En la carta que yo recibí, habla bastante de ti. Nunca te ha tratado como a sus demás sobrinos, ya lo sabes, tú eres una niña especial para ella, yo creo que piensa un poco en ti como en la hija que nunca va a tener...
Fragmento de Malena es un nombre de tango.

Te dejamos el enlace del sitio web de la escritora para que conozcas más sobre ella:

Esperamos que te hayan gustado los fragmentos seleccionados.
¡Hasta el próximo miércoles!

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