Tal día como hoy, un 1 de marzo de 1493, La Pinta atracaba en el puerto gallego de Bayona tras completar su travesía de Descubrimiento junto a La Santa María y La Niña. Comandada por Martín Alonso Pinzón, regresó a España días antes que La Niña, que arribaría al puerto de Palos el 15 de marzo. La Santa María, que fuera el buque insignia de Cristóbal Colón, naufragó el 25 de diciembre de 1492 y con sus restos se edificó el fuerte Natividad.
También un 1 de marzo, en este caso de 1954, explosionaba en el Atolón de Bikini la bomba Castle Bravo. Fue la explosión nuclear de mayor potencia llevada a cabo por los Estados Unidos; una bomba termonuclear de 4,56 metros de largo por 1,37 metros de diámetro. Su potencia fue de 15 megatones y, como consecuencia de la enorme deflagración, resultó afectada la tripulación de un pesquero japonés y algunos soldados norteamericanos.
Y en clave literaria, tal día como hoy, 1 de marzo de 1712, abría sus puertas al público la Biblioteca Nacional. A día de hoy es la encargada del depósito del patrimonio bibliográfico y documental de nuestro país. Reúne, cataloga y conserva fondos bibliografícos y custodia alrededor de treinta millones de publicaciones producidas en España desde comienzos del siglo XVIII, entre las que podemos encontrar libros, revistas, mapas, grabados, dibujos, partituras y folletos.
El espectacular edificio que alberga los fondos de la Biblioteca Nacional, en el Paseo de Recoletos, en Madrid. |
Su origen se encuentra en una iniciativa que Pedro Robinet, confesor del rey Felipe V, y Melchor de Macanaz, escritor político e histórico, hicieron llegar al monarca para dotar a la sociedad española de un instrumento cultural dinamizador: una Biblioteca.
Felipe V aprobó el proyecto el 29 de diciembre de 1711 y en menos de tres meses la Real Biblioteca abrió sus puertas. Sus fondos estaban compuestos de materiales provenientes de las colecciones privadas de los reyes de España, principalmente de Felipe V, que mandó traer más de 6000 volúmenes de Francia. A estos primeros ejemplares se incorporaron pronto las colecciones confiscadas de los austracistas, que perdieron la Guerra de Sucesión, y muchos otros procedentes de colecciones privadas de nobles. Así, en 1715, la Real Biblioteca contaba ya con 28.242 libros impresos y 1.282 manuscritos.
El 2 de enero de 1716 el rey firmó el Real Decreto fundacional, que aclaraba el carácter público de la biblioteca, abierta a <<todos los estudiosos>> y establecía las normas fundamentales para su funcionamiento.
Por un privilegio real, precedente del actual depósito legal, los impresores debían depositar un ejemplar de los libros impresos en España, lo que posibilitó que los fondos de la biblioteca crecieran exponencialmente.
En 1836 la Biblioteca dejó de ser propiedad de la corona y pasó a depender del Ministerio de la Gobernación, y recibió por primera vez el nombre por el que la conocemos hoy: Biblioteca Nacional de España.
En el siguiente enlace pueden acceder al portal de la Biblioteca Nacional:
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