Tal día como hoy, un 21 de junio de 1905, nació en París el escritor y filósofo Jean-Paul Sartre, el máximo representante del existencialismo francés.
Fotografía del escritor y filósofo francés tomada a comienzo de los años cincuenta. |
Su interés por la filosofía se desarrolló siendo muy joven, cuando leía apasionadamente la obra de autores como Hegel, Kant, Kierkegaard o Heidegger, entre otros.
Sartre recibió una buena educación en su ciudad natal, doctorándose en 1929 en Filosofía en la École Normale Supérieure. Tras realizar el servicio militar, comenzó a ejercer como profesor de instituto. En 1933 obtuvo una beca que le permitió trasladarse a Alemania, donde entró en contacto con la filosofía de Heidegger y Husserl.
En 1938 publicó su primera novela: "La náusea", obra con la que pretendía divulgar los principios del existencialismo, movimiento del que sería uno de los máximos exponentes. Un año más tarde, comenzó a servir como meteorólogo en el ejército. En 1940 fue capturado por las tropas alemanas y permaneció prisionero cerca de un año.
En 1943 publicó "El ser y la nada", una de sus obras más representativas. Muy poco tiempo más tarde, alcanzada ya la popularidad, abandonó la enseñanza para dedicarse exclusivamente a escribir.
En colaboración con Simone de Beauvor, Raymond Aron y Maurice Merleau-Ponty, fundó en 1945 Les Temps Modernes, una de las revistas de pensamiento más influyente de la posguerra.
Durante los siguientes años se fue aproximando cada vez más a las doctrinas comunistas, aunque con importantes desencuentros por las políticas agresivas de la URSS.
En 1964 rechazó el Premio Nobel de Literatura y vio con buenos ojos el Mayo Francés y la Revolución Cultural China.
Jean-Paul Sartre falleció el 15 de abril de 1980.
Y en clave histórica, tal día como hoy, un 21 de junio de 1919, tuvo lugar el hundimiento de la flota alemana internada en Scapa Flow, Escocia. Tras la firma del armisticio, los países vencedores no se ponían de acuerdo con la forma de proceder con respecto a la flota alemana, unos eran partidarios de su destrucción y otros de su reparto entre los vencedores, por lo que finalmente se decidió su internamiento en la rada de Scapa Flow hasta decidir cuál sería su destino. Allí quedaron un total de 74 buques de guerra alemanes, con sus tripulaciones en una precaria situación.
La mañana del 21 de junio el almirante Ludwig ordenó a las tripulaciones que hundieran los buques. Los británicos trataron de impedirlo, pero el grueso de la flota de alta mar alemana se perdió para siempre.
El SMS Hindenburg, uno de los navíos de la flota alemana hundido por su propia tripulación en Scapa Flow. |
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